La ida de los hijos de la casa
Es posible llenar el vacío con actividades gratificantes y placenteras, aprovechar la oportunidad de retomar lo que se había postergado a causa de las responsabilidades.
Es posible llenar el vacío con actividades gratificantes y placenteras, aprovechar la oportunidad de retomar lo que se había postergado a causa de las responsabilidades.
Es parte de la vida y todos saben que tarde o temprano va a pasar, que es sano que así sea, que se han criado seres libres e independientes que tienen que emprender su propio camino. Pero no por ello es menos dolorosa y difícil de afrontar la ida de los hijos del hogar paterno. Muchas veces implica un duelo duro de sobrellevar para los padres, sobre todo para aquellas madres que se han dedicado exclusivamente a su hogar y la crianza de sus hijos.
De la noche a la mañana aquella casa llena de gente, gritos, voces, charlas, peleas, y discusiones, se llena de un silencio ensordecedor y desolador que aterra a quienes se quedan allí. Es lo que se denomina habitualmente como el síndrome del nido vacío. Para los hijos esta etapa no implica grandes dificultades, ya que emprenden una nueva vida, con todas las ilusiones y sueños que ello significa. Pero para los padres en cambio, es el fin de un ciclo, de una etapa, de un rol, de ese ser imprescindible, de hacerles la comida, despertarlos, lavarles la ropa, estar pendientes de ellos, de la hora a la que llegan, de con quien salen, etc. Muchas veces les es muy difícil ver este nuevo período positivamente y con optimismo, porque implica aceptar que los hijos han crecido, que son autónomos, que pueden valerse por sí mismos, que ellos no son tan indispensables y que, además, han envejecido.
A solas nuevamente la pareja
La ida de los hijos del hogar paterno, enfrenta a los padres además de al duelo de “perder a sus hijos”, es decir de perder la cotidianeidad con ellos, a estar nuevamente a solas con el otro miembro de la pareja. A un replanteo del matrimonio, de la pareja, de una relación que tal vez sólo se sostenía por los hijos y que su ausencia deja en evidencia la falta de sustento de la misma. Es bastante común escuchar de parejas de años que se separan al tiempo de quedarse solas, porque se dan cuenta que nada los une.
Llenar ese vacío con actividades y emprendimientos
Si bien para un padre un hijo siempre va a ser lo más importante en el sentido más amplio y literal de la palabra y por más grande que sea, eternamente va a estar allí para darle una mano cuando lo necesite, éste es el momento para volverse a dedicar a uno mismo. Muchas veces se dice que cuando se es padre, la vida de uno queda relegada a un segundo plano en pos de la de los hijos y vaya si es real. Por ello, es tan difícil después de años de dedicación a otro, volver a dedicarse a uno. Pues la ida de los hijos es la oportunidad para hacerlo, para reconsiderar cómo se ha vivido hasta ese momento y hacer cambios positivos al respecto.
La partida de los hijos del hogar si bien siempre va a significar un momento doloroso para los padres, es una excelente oportunidad para asumir nuevos emprendimientos, actividades, hobbies, etc. que habían quedado relegados y postergados por las responsabilidades cotidianas. Más aún cuando los padres son jóvenes pero ya están fuera de la actividad laboral, se han jubilado. Es un momento ideal para empezar a hacer todo aquello que había quedado por el camino. Por ejemplo:
- En los casos de parejas, matrimonios. Reencontrarse a solas con el otro. Este es un momento muy propicio para retomar la relación, brindar el tiempo libre a disposición del otro, recuperar el tiempo perdido, reinventar ese amor maduro y distinto que implica una convivencia de años
- Organizar actividades para realizar juntos, caminatas, salidas, viajes, actividades culturales, etc.
- Reencontrarse cada uno consigo mismo, con las cosas que siempre quiso hacer y ha dejado postergadas, es el momento de retomarlas
- Dedicarse de lleno a la profesión, si es que se tiene, y emprender nuevos proyectos
- Estudiar, hacer cursos, teatro, danza, etc.
- Realizar actividades al aire libre, deportes, paseos, manualidades, artesanías
- Reencontrarse con viejas amistades y familiares
- Ayudar a los hijos pero desde otro lugar, apoyando en caso que sea preciso, por ejemplo, con los nietos cuando los haya
- Disfrutar mucho de los nietos, sacarlos a pasear y regocijarse de esta relación, de esta oportunidad que les da la vida de relacionarse con ellos mucho más libremente, sin la responsabilidad que implica ser padre
- Divertirse, gozar, reír a más no poder
Rescatar lo positivo: Es el fruto del esfuerzo de una vida de dedicación, entrega y amor
La vida es cíclica, está compuesta por varias etapas que hay que vivir de la mejor manera. No es bueno saltar etapas, quemarlas y tampoco vivirlas a destiempo. La ida de los hijos de la casa es un momento nuevo en la vida de los padres, que puede ser vivida muchas veces como una pérdida, pero también (y es mucho más sabio e inteligente), como una ganancia. La independencia de los hijos es el resultado de años de enseñanza, de transmisión de valores de autonomía, de responsabilidad, de enseñarles a pelear por lo que quieren. Y la soledad de la pareja o de uno mismo, la ganancia de un nuevo espacio de reencuentro, de oportunidades, de posibilidades de construir, de hacer cosas, es en definitiva una nueva oportunidad de vivir plenamente y al máximo cada minuto de la vida, con la satisfacción del deber cumplido: Los hijos han tomado su propio rumbo y están empezando a escribir su propia historia.